Desde Posadas

El gobierno de Misiones logró algo poco frecuente en la historia mundial: que los docentes sean recibidos por personal policial con aplausos y no con palazos. Ocurrió en la noche del martes, cerca de las 20 horas, cuando los distintos maestros y profesores que estuvieron alrededor de nueve horas cortando la Ruta 12 a la altura del Puente Garupá aceptaron la propuesta de las fuerzas policiales para acercarse al acampe frente al Comando Radioeléctrico de Misiones y armar un frente conjunto de reclamo ante los sueldos de pobreza y la hasta ahora escasa voluntad del gobernador Hugo Passalacqua, quien de momento no se expresó formalmente sobre la delicada situación que atraviesa su provincia, a excepción de publicaciones sobre las ofertas paritarias en su cuenta personal de Instagram. Decidieron llamarlo “Comité de crisis del pueblo”, en clara respuesta al Comité de Crisis creado por el Estado misionero y el Ministerio de Seguridad de la Nación como reacción a los reclamos que distintos empleados provinciales vienen realizando desde la semana pasada.

Tanto los docentes como los policías habían comenzado un martes áspero. Es que dos gremios de trabajadores de la educación (UDPM y SIDEPP) habían aceptado el lunes la paritaria de pobreza que ofreció la administración Passalacqua en un rango de entre el 23 y el 50 por ciento de aumento (según categoría y antigüedad), muy por debajo del 100 por ciento exigido. Y, acaso en represalia a la negativa de los sindicatos restantes, el gobierno provincial decidió suspender la reunión que había pautado con ellos para el martes.

Ese fue el motivo que empujó a los docentes a la decisión de apostarse en el Puente Garupá, uno de los accesos principales a Posadas. Dos columnas procesaron desde la mañana hacia el acceso este de la pasarela, precisamente del lado de la localidad de Candelaria, alcanzando para el mediodía una sorprendente concurrencia de miles de personas, incluso a pesar de que en simultáneo se producían en el interior misionero otras acciones de protesta entre cortes y marchas, tales fueron de Iguazú, Oberá, Jardín América, Puerto Libertad, San Antonio, Eldorado, Montecarlo, Alem y Aristóbulo del Valle. Además, cada gremio inició un paro que, según el caso, se prolongará por 24, 48 e incluso 72 horas.

Garupá

El Puente Garupá guarda un recuerdo emotivo para los gremios docentes más combativos de Misiones: en septiembre de 2020, y después que otros sindicatos aceptaran una oferta salarial a la baja del gobierno provincial, lograron finalmente el acuerdo buscado luego de cortar el mismo lugar de la Ruta 12 ubicado 20 kilómetros al sudeste de Posadas.

Los policías apostados desde el viernes en los alrededores del Comando Radioeléctrico de Posadas también habían recibido el lunes dos ofertas de parte del gobierno, ambas por debajo de lo reclamado. Ya con las negociaciones en zona de hielo, el ministro Coordinador Héctor Llera dio en una FM y en un canal de Misiones unas declaraciones que cayeron pésimo en el acampe de las calles Uruguay y Félix Bogado: “El diálogo con los policías sigue abierto, siempre manifestamos nuestra voluntad de llegar a una solución, pero ya hemos hecho nuestra propuesta y esperamos algo de parte de ellos, quienes deberán bajar sus pretensiones porque no podemos concederle el aumento del 100 por ciento que piden”, afirmó.

Como si todo eso fuera poco, la propia Patricia Bullrich confesó en una entrevista radial que estaba dispuesta a apersonarse en Posadas si el inconveniente con la policía misionera seguía escalando, aunque aclaró que “el conflicto lo debe resolver (el gobierno de) la Provincia”. Además desaconsejó explícitamente reprimir en las protestas, toda una novedad de parte de quien fue premiada con un cargo en el gabinete de Milei justamente por sus discursos de mano dura. Un auténtico baldazo de agua fría para Hugo Passalacqua, quien había pedido inicialmente la asistencia del Ministerio de Seguridad y éste solo concedió la formación del mencionado Comité de Crisis, un organismo meramente testimonial y que, en los hechos, no solo no logró resolver nada, sino que incluso debilitó la figura del gobierno provincial. En estos momentos el Frente Renovador de la Concordia que liderada desde 2003 el ex mandatario y actual legislador Carlos Rovira seguramente se estará replanteando hasta qué punto le resulta conveniente la alianza pública con Javier Milei, cuya filosofía de la motosierra comienza a horadar –como efecto derivado– el hasta ahora invulnerada reputación del partido provincial.

En el transcurso del martes, un oficio judicial llenó de incertidumbre a los policías díscolos, a quiénes los responsabilizan de mantener vehículos oficiales dentro de la propuesta. Por debajo subyace un temor aún mayor: que los referentes sean acusados de incitar a la violencia, especialmente después de que el subcomisario retirado Ramón Amarilla deslizara el lunes que “la provincia se va a incendiar” si el gobierno de la Renovación no accede a los aumentos salariales solicitados.

Frente de lucha

Es por eso que a las 17 sonó en el Puente Garupá el teléfono celular de Carlos Lezcano, uno de los referentes gremiales de los docentes que le reclaman al gobierno misionero: era el propio Amarilla. El vocero de los policías en pie de lucha le proponía armar un mismo bloque de lucha. Lezcano lo comentó a viva voz en el acampe sobre la Ruta 12 y el tema fue sometido a moción. La asamblea votó entonces abandonar el corte y procesar al barrio El Palomar donde no solo están apostados los efectivos en disputa, sino también personal de la educación a una cuadra de distancia de aquellos. La marcha de 20 kilómetros incluyó una larga caravana de autos, quienes fueron depositando a los docentes tres cuadras abajo del acampe policial con el objetivo, justamente, de llegar hasta la esquina propia pasando primeramente por la del Comando Radioeléctrico. La ovación de los uniformados con los maestros y docentes fue inédita y conmovedora mientras se oía un cada vez más compartido cantito: “Unidad de los trabajadores, y al que no le gusta, se jode, se jode”. La propuesta de este eje incluye un compromiso sensible y fundamental: la protesta ahora exige como condición que tanto policías como docentes alcancen el acuerdo paritario exigido. Un acuerdo que eleva aún más la dificultad del gobierno misionero, quien parece más preocupado por arreglar con los primeros que con los segundos. En simultáneo, llega la noticia de que en Corrientes intentan replicar una apuesta similar.

“Nosotros no estamos cerrados. Esta gente es trabajadora como nosotros y todos tenemos los mismos problemas. Escuché a una docente decir que nosotros nos enfrentamos muchas veces con ellos. Yo les pido disculpas en nombre de autoridades que nos envían a hacer cosas que nos corresponden. Nos hacen pelear a pobres contra pobres”, había dicho Ramón Amarilla días atrás. “Con este discurso no quiero quedar bien con nadie, solo hablar con la verdad. Lamentablemente a veces, en la ignorancia de nuestros derechos, cometimos errores porque nos decían: ‘esto es lo que hay que hacer’. Mi respeto a los docentes, al personal de salud y del poder judicial. Y también a mis propios camaradas, no olvidemos que debajo de cada uniforme hay un ser humano y hay una familia”, afirmó el vocero de los policías.