Mortandad de peces en toda la cuenca del Río Paraná
Hace unos cuantos días, el río Pilcomayo está crecido, dicen que por las altas lluvias en Bolivia, donde nace. También están así los ríos Bermejo, Paraná, Paraguay y Uruguay, entre otros. Mas de 20.000 personas evacuadas, informan los medios hegemónicos. Inundaciones en Salta, Chaco, Tucumán, Formosa y el sur de Bolivia, y riesgos de que Misiones, Corrientes, Entre Ríos y Buenos Aire se sumen a la lista.
El Servicio Meteorológico Nacional culpa a “La Niña” de las intensas lluvias… Me recuerda a la frase de De la Sota durante las inundaciones de febrero del 2015 en las sierras chicas, explicando que “un tsunami nos cayó del cielo”. O a Macri, con su “Hay lugares donde falta agua y lugares donde sobra el agua.” durante las inundaciones de diciembre de 2015 en el litoral por las crecidas de los ríos Paraná, Uruguay y Paraguay (20.000 evacuados, también, en aquella ocasión). Lo que falta es la cobertura vegetal que da el bosque nativo, y que retiene el agua. El suelo desmontado, erosionado y sembrado con soja es como una capa de cemento, el agua se escurre, no puede filtrarse. Además, suben las napas freáticas. *10
Quizás Macri diría lo mismo ahora, a lo mejor aludiendo a tanta agua en el norte, inundándonos con agrotóxicos, y tanta falta de lluvias en La Pampa, que ya lleva más de 700.000 hectáreas a pleno fuego.
“Hay casos de diarrea y deshidratación. Hoy, en materia de salud, nos estamos enfocando en la prevención de enfermedades y el consumo de agua segura”, agregó Bolado, director de Respuesta a Emergencias y Desastres de Cruz Roja Argentina *1
¿Qué sería el “agua segura” que menciona Bolado? Resulta que los ríos están bravos, se han crecido y ya no respetan su propio lecho. Resulta también que han inundado campos productivos, que antes eran bosque nativo y sabían apaciguar mejor la furia de las lluvias, los ríos y la mentada “Niña” no había sido inventada porque no era necesario culparla de nada. Entonces, donde antes crecían quebrachos y algarrobos, chañares y piquillines, ahora crece soja y arroz. Y crecen a base de agrotóxicos, que, al inundarse los campos, se han ido a pasear por los ríos. Entonces, las rayas, bogas, dorados mueren. No mueren porque no sepan nadar si el río sube, ni porque de repente olviden respirar, o porque hace un poquito de calor extra, como intentan explicar diferentes funcionarios funcionales a la agroindustria. Se mueren porque los ríos están envenenados… Vaya descaro de los peces.
Así, tenemos que aguantarnos las opiniones fantásticas de quienes ocupan un cargo y cobran un abultado sueldo para, justamente, evitar que se nos mueran los peces, por ejemplo. Algunas explicaciones son:
El Ministro de Medio Ambiente de Santa Fé, Jacinto Speranza , dice que se trata de “un fenómeno natural” . ¿Querrá decir que es natural que los peces mueran si el agua está envenenada?. No, luego aclara que “Los biólogos nos dicen que son procesos naturales por las altas temperaturas; las lagunas y ríos que estuvieron muy bajo por mucho tiempo. Una vez que vino esta crecida, trajo estos peces”. *2
Otro funcionario de Santa Fe, Alejandro Larriera, comenta que “No es un fenómeno puntual, sino que está ocurriendo en toda el área y todos los cauces”, como queriendo decir que si también pasa en Paraguay, Chaco y Formosa, no debe ser responsabilidad de los funcionarios santafesinos. “”Es el agua caliente que se combina con un incremento rápido de los niveles por el pico de crecida que tuvimos hasta la semana pasada” *3
Otra provincia, Chaco, informa a través de la subsecretaria de recursos naturales que, tras 2 semanas de lluvias se “produce el avance de las aguas en zonas que normalmente no están cubiertas de agua , y provocan un proceso de descomposición de materia orgánica por la situación de inundación y las altas temperaturas y al descender las aguas, intoxicadas por el excesos de materia en descomposición se concentran en los cursos de agua, y producen grandes mortalidades de peces.”
El comunicado añade que “el factor desencadenante de la mortandad de los mismos fue el cambio de las condiciones del bienestar de los peces: las altas temperaturas, las elevadas concentraciones de nutrientes y la alteración del oxígeno en el agua.” Y advierte a la población que “la ciudadanía debe entender es que los peces se descomponen rápidamente por lo que se debe abstenerse consumir ejemplares moribundos o de fácil captura, o que a simple vista presenten algunos de los síntomas enunciados, ya que se corre un grave riesgo para la salud.” *¨4. ¿Cuál es el riesgo para la salud? No lo aclara.
Todas estas explicaciones hacen agua. No sabríamos que pensar si TN no dijera “Desmienten que se trate de un problema de contaminación”, y al asegurar que – algunos desconocidos pero omnipresentes y omnipotentes-, lo desmienten, sabemos entonces, que sin dudas es un problema de contaminación.
Cuando el río suena… Antecedentes
Nos remontamos al año 2008, en Uruguay. Ve la luz una investigación del ingeniero agrónomo Aler Donadío, llamada “Cultivos de soja y la muerte de peces en el Río Negro”. Alarmado por la mortandad de peces, llego a la conclusión que morían de frío. Además, estaban “flacos”. Citando un trabajo científico realizado en Australia y publicado por la Sociedad de Toxicología y Química Ambiental de Estados Unidos, que encuentra una relación entre agrotóxicos (como el endosulfán y el clorpirifos) y la capacidad de los peces para resistir los cambios de temperatura. En definitiva, explica, los agrotóxicos que se aplican a la soja y la papa “afectan la termorregulación del pez”.
Una investigación realizada por Damian Marino, Alicia Ronco y otros cientificos del CONICET, demostró que el Rio Parana, el Paraguay, el Lujan y varios arroyos, como el Saladillo, están contaminados con glifosato y su metabolito AMPA. La investigación, realizada durante 2011 y 2012, fue publicada en la revista internacional Environmental Monitoring and Assessment. Nos demuestra asi que los ríos están envenenados. Marino advierte que “Los niveles que medimos en muchos casos dieron más elevados que los cotejados directamente en campos de soja” *5
Pero no solo de soja se enferman nuestros ríos. Una breve mirada hacia atrás respecto de la megaminería nos muestra que:
* En julio de 2014, en Bolivia, colapsó un dique de cola de la empresa Santiago Apóstol, lo que causo un vertido al río Pilcomayo de plomo, plata y zinc (Y vaya a saber que otras joyitas) y su posterior llegada al lago Titicaca . El Pilcomayo recorre mas de 2400 kilómetros, repartido entre Bolivia (31%), Argentina (25%) y Paraguay (44%). Cuenta con una cuenca de 270 000 km2, en donde habitan mas de un millón y medio de personas, que así quedan expuestas a estos residuos tóxicos de la megaminería. * 6
* En septiembre de 2015 hubo un derrame en la mina Veladero de la Barrick Gold. El primero, de más de 1 millón y medio de litros de solución cianurada, afecto a los ríos Potrerillos, Jáchal, Blanco, Palca y Las Taguas, contaminandolos con plomo, cadmio, cobalto, cromo. En aquel momento Miguel Gimenez Zapiola, director de asuntos corporativos de Barrick Gold aseguro que “No hay ningún riesgo en la población. No hubo contaminación en la cuenca del Río Jachal ni se afectó la salud de los trabajadores y la comunidad”, aseguró. Luego hubo dos derrames mas en Veladero, en septiembre de 2016 y marzo de 2017. * 7/8.
Sacando un poco los pies del agua, alzamos la mirada, y recordamos los 34 cóndores, y un puma, que murieron hace unos días en Mendoza, envenenados con carbofurano.
Los miles de niños con cáncer, leucemia y malformaciones que están siendo envenenados en las zonas de sacrificio del “progreso” y que con suerte llegan al Garrahan, están fijados en nuestras retinas y en la cámara de Pablo Piovano.